“A medida que envejecemos el riesgo de obesidad aumenta”, reconoce este experto que considera “erróneo” pensar que en algún punto de la menopausia el organismo se estabiliza y permite un mejor control de peso.
El aumento de peso suele obedecer a un problema multifactorial que varía según las personas, pero donde fundamentalmente destacan la ingesta de calorías, un estilo de vida sedentario, susceptibilidad genética, así como cambios psicológicos y hormonales. De hecho, según el doctor Llaneza, “los cambios hormonales pueden ser causa del aumento de peso dada la influencia de los estrógenos sobre la regulación del apetito, el gasto de energía y el metabolismo en los tejidos”.
Sin embargo, y aunque reconoce que no existen soluciones mágicas para combatir la obesidad, la AEEM y otras sociedades científicas recomiendan realizar 30 minutos diarios de una actividad física de intensidad moderada, preferentemente todos los días de la semana, “con la finalidad de mejorar la salud y prevenir las enfermedades cardiovasculares”, argumenta este experto, que insiste en que se debe individualizar cada caso y adaptar la intensidad de dichas recomendaciones.
En cuanto a los hábitos alimenticios, los expertos aconsejan reducir las grasas saturadas, los azúcares, comidas procesadas y su sustitución por alimentos como las frutas, hortalizas y cereales integrales, lo que proporcionará una buena base de alimentos de baja densidad energética con alto contenido en fibra e índice glicémico bajo, que facilitará la aparición de una saciedad temprana y contribuirá a disminuir la ingesta energética.
LA DIETA HAY QUE INICIARLA Y MANTENERLA
El doctor Llaneza reconoce que “en general, uno de los mayores problemas asociados a las dietas es la escasa adherencia a largo plazo”. La dieta mediterránea presenta en este aspecto una ventaja para su seguimiento, ya que puede conseguir una pérdida de peso similar a otras dietas cuando se restringen las calorías y con un mejor control glucémico.
No obstante, independientemente del régimen escogido, los expertos insisten en que estas dieras deben asegurar la cobertura de las necesidades diarias de calcio y vitamina D”. Asimismo, aunque no se ha demostrado claramente que la menopausia precoz esté asociada con más o menos riesgo de obesidad, hay estudios inciden en que existe una clara relación entre el fallo ovárico prematuro y el exceso de peso, y demuestran que las mujeres obesas pueden presentar problemas de fertilidad y una peor reserva ovárica.
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