Unidad de atención precoz al bebé prematuro
Una atención precoz personalizada en esta edad, se centra en la en torno al niño, en sus características individuales así como en la plasticidad neuronal.
Los bebés prematuros (nacidos antes de las 37 semanas de gestación) presentan un reto para los profesionales y para las familias. Según los estudios científicos[1], los bebés prematuros presentan un alto riesgo de desarrollar diferentes dificultades, retrasos, problemas y alteraciones del neurodesarrollo así como dificultades de lenguaje, de comportamiento, motrices, sensoriales y de aprendizaje.
Por otro lado, las familias que tienen cura de bebés prematuros pueden sufrir unos niveles de estrés muy alto y, a menudo, desencadenar episodios de ansiedad y depresión. Este conjunto de factores psicológicos y sociales influencian en la respuesta y en la calidad de las interacciones con el/la sede/suya hijo/a y, probablemente, tenga consecuencias en la evolución del bebé[2].
Una atención precoz personalizada en esta edad, se centra en la en torno al niño, en sus características individuales así como en la plasticidad neuronal. Potenciando al máximo las habilidades naturales de las madres y los padres, se intentará favorecer el desarrollo integral del niño.
Después de una valoración inicial (tanto de la familia como del niño/a) se plantea un plan de intervención personal con objetivos formativos y terapéuticos. La familia seguirá un plan de “crecimiento familiar” donde aprenderán como favorecer progresivamente la adquisición de los hitos del desarrollo, proporcionando oportunidades de aprendizaje en las actividades de la vida diaria.
Por lo tanto las tres áreas de intervención son:
Apoyo psicológico y social por la familia (individual y en grupos de apoyo)
Formación sobre desarrollo infantil y feedback sobre el estilo de crianza.
Intervención terapéutica para el niño/a (fisioterapia infantil/Intervención psicoeducativa)